Además de la ficción, los años 1920 fueron muy fructíferos en creación dramática. No había habido un dramaturgo estadounidense que resaltase hasta que Eugene O'Neill(1888-1953) comenzó a escribir sus obras. Ganador en 1936 del Premio Nobel de Literatura, O'Neill recurrió a la mitología clásica, la Biblia y la novedosa ciencia de lapsicología para explorar la vida interior humana. Escribió con sinceridad sobre el sexo y las disputas familiares, pero su preocupación era la búsqueda individual de la identidad. Una de sus más notables obras es Long Day's Journey Into Night, un drama, a pequeña escala pero de amplia temática, basado en buena parte en su propia familia.
Otro notable dramaturgo estadounidense fue Tennessee Williams (1911-1983), que expresó su herencia sureña en sensacionales obras poéticas, normalmente sobre una mujer sensible atrapada en un ambiente salvaje. Varias obras suyas se han adaptado en guiones cinematográficos y llevado al cine, entre ellas A Streetcar Named Desire y Cat on a Hot Tin Roof.
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